
Víctor M. Díez.
Con motivo del 86 cumpleaños de ANTONIO GAMONEDA, (el 30 de mayo de 2017), reproducimos este texto del poeta leonés Víctor M. Díez, escrito en 2011 (en aquella ocasión, para felicitarle en su 80 cumpleaños):
Conservo una primera imagen consciente de Antonio paseando solo, por la entonces ajardinada Plaza de la Catedral de León. Descripción de la verdad: era junio, iba caminando despacio, con una chaqueta azul en el brazo, una carpeta o un sobre y un gran cucurucho de helado. No recuerdo ahora el color del sabor de aquel helado. ¿Fresa, chocolate, no sé? Pero sí recuerdo que yo, con 17 o 18 años, ya me había asomado a Descripción de la mentira, y la imagen de Antonio deleitándose en su cucurucho me sobrecogió. No sé si pensé entonces en aquel verso: “El óxido se posó en mi lengua como el sabor de una desaparición. / El olvido entró en mi lengua y no tuve otra conducta que el olvido…”; supongo que no, pero recuerdo que en la mitología personal, en la imagen que uno se forjaba de lo que era ser poeta me sorprendió aquel hecho tan dulce y quizás tan nimio: a los poetas se les permitía comer helados. Helados de óxido o de olvido, al menos.