Los lectores del nuevo número doble de la revista «Turia» (números 145-146), que se distribuye este mes de marzo de 2023, podrán disfrutar de dos entrevistas a fondo con protagonistas de notable interés: Antonio Gamoneda y Brenda Navarro.
La publicación, editada por el Instituto de Estudios Turolenses de la Diputación de Teruel, se presentará el próximo 22 de marzo en el Museo de Teruel, de la mano de Rosa Montero, mientras que Manuel Hidalgo lo hará en la Residencia de Estudiantes de Madrid, el 25 de abril.
Así se informa de ello desde la Diputación de Teruel (reproducimos, extractada, la nota de prensa):
Sin duda, Gamoneda es uno de nuestros escritores más carismáticos, habiéndose convertido en guía y modelo de muchos poetas más jóvenes. En él se valoran su sabiduría lingüística y su conciencia crítica, su apertura hacia las tradiciones de la modernidad y su clarividencia a la hora de enjuiciar el tiempo que vivimos. Puede decirse que, a sus 92 años y a pesar del inevitable desgaste físico, Gamoneda trabaja con intensidad y permanece al día de todo, dueño de su agenda y convertido en un referente de la autenticidad y el compromiso de la mejor poesía.
A Brenda Navarro, que nunca había pensado en sí misma como escritora, le impulsó a narrar la preocupación por la violencia cotidiana y la impunidad con que se ejerce en su México natal. Ese patrón de crueldad sistémica y la necesidad de denunciarlo le impulsaron a contar qué hay detrás de un desaparecido en su primer libro, “Casas vacías”, de 2018. Una novela que, en poco tiempo, obtuvo el favor mayoritario del público y la crítica y convirtió, a quien era hasta entonces una completa desconocida en las letras mexicanas, en una autora cuya popularidad es ya indiscutible.
La entrevista con Gamoneda tiene como punto de arranque su segundo volumen de memorias, titulado “La pobreza”. Y es que la pobreza, y la penuria de la que proviene, es una cuestión esencial a la hora de analizar su trabajo intelectual, según él mismo reconociera en el discurso de recepción del Premio Cervantes. Son páginas de una modernidad abrumadora en las que, más allá de inventariar su decrepitud física, confirma que lo suyo es la rebeldía de hablar a las claras sobre la vida y sus aspectos más incómodos. También apela a practicar una épica civil, tranquila, testimonial. Y, sobre todo, enuncia que la poesía es antes sensible que inteligible y que es “un arte de la memoria”.
Se trata de dos conversaciones exclusivas, que permiten no sólo conocerles mejor, sino también descubrir sus opiniones sobre un amplio repertorio de temas de interés. Ambos son, por encima de todo, autores de una obra de marcada originalidad, rigor y relevancia en sus respectivos ámbitos. Antonio Gamoneda y Brenda Navarro, sin duda, dos personalidades muy atractivas y su opinión nos enriquece a la hora de interpretar este tiempo tan difícil y complejo que vivimos.
En Turia hablan, con absoluta libertad y franqueza, de sus respectivas obras e itinerarios vitales. Y, además, con sus respuestas se ocupan también de abordar cuestiones que nos afectan o interpelan: la desmitificación de la vejez como lugar de sabiduría, la convicción de que todas las formas de lenguaje artístico tienen un grado de naturaleza simbólica, en el caso de Gamoneda; la preocupación por la violencia sistémica, por la existencia de un patrón de agresión y hostilidad generalizado que atenta contra los derechos humanos, en el caso de Navarro.
:: Entrevista con Antonio Gamoneda: «El mundo no necesita poemas nuevos, sino poemas necesarios».
Antonio Gamoneda es una de las figuras fundamentales de la poesía contemporánea. Aunque nació en Oviedo en 1931, ha vivido toda su vida en León, donde se trasladó con su madre a los tres años, y esta ciudad ha marcado notablemente su trayectoria poética. Trabajó en el Banco Mercantil durante más de veinte años y formó parte de la resistencia intelectual al franquismo. Poeta personalísimo, el proceso de recepción de su obra fue lento y difícil.
Perteneciente por edad al grupo poético del 50, se dio a conocer con su primer poemario, “Sublevación inmóvil”, finalista del premio Adonáis, pero su fama sólo se consolidó al recibir, en 1985, el Premio Castilla y León de las Letras. Dos años después fue galardonado con el Premio Nacional, y ya en el año 2006 se le otorgó el Premio Cervantes.
En la entrevista que Turia publica, y que ha elaborado el escritor y periodista vallisoletano Fernando del Val, no sólo se analizan algunas de las claves de su vida y de su obra. También se aborda el sentido de ese segundo y más reciente volumen de memorias que Gamoneda ha titulado “La pobreza” y con el que confiesa ha pretendido “tanto un reconocimiento y una narración de mi vida pasada —entendida como una vida solidaria y complementaria de la de todos— cuanto una observación crítica del pasado, del presente y de una especie de perspectiva imaginaria, pero lo más sensata posible, relacionada con el porvenir”.
Cree igualmente Gamoneda que “el poema con potencia simbólica es algo que va más allá de la percepción intelectual. Se puede casi tocar”. Y entre sus afirmaciones destacamos que, para él, “en nuestros tiempos tecnificados y politizados, la poesía se hace más difícil”. En su opinión, “la gente vive atropellada y luego da una tecla. Es un empobrecimiento feroz. Una anulación semejante se ha producido con la poesía. No sólo es un bache cultural; es un despojamiento de la creatividad humana. Y no bastan los muchachos que hacen rap y otros movimientos semejantes. Es necesaria una poesía que vaya de boca en boca, una especie de un poema incesante que van cediéndose los unos a los otros, y que se recrea sucesivamente. Eso también es creación. Y es un valor para la felicidad de los seres humanos”.
Por último, asegura Antonio Gamoneda no ser el papa de ninguna religión poética. Muy al contrario, se muestra autocrítico y reconoce que “en los últimos diez o veinte años, tengo más reservas ante mí mismo a la hora de escribir”. Y es que, como señala el entrevistador, “en dos décadas, Cervantes mediante, sólo se ha permitido dos libros canónicos. El mundo no necesita poemas nuevos, sino poemas necesarios. Aparte de mudanzas, escribe poemas cuyo nacimiento no frena, pero que después observa con lente de aumento.
Es como si el viento a favor le pareciera sospechoso. Desconfía del sencillismo tanto como de las oportunidades regaladas. Antonio Gamoneda continúa ensayando poemas que añadan capas de luz a tantas páginas que lo demás juzgamos cegadoras. De momento, los aparta. Busca poemas que sean coherentes con la obra anterior, siendo hijos del siglo XXI. Poner el pie en terrenos no pisados. El mejor escribano echa un borrón; el mejor poeta, no.
Texto completo aquí:
Me alegro mucho de que esté tan lúcido y activo
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