* Reseñas

Gamoneda, faro y guía: «En poesía todo es símbolo»

El profesor y crítico literario leonés Alfonso García dedica un pequeño artículo a Antonio Gamoneda en el suplemento dominical El Filandón, de Diario de León, del 26 de marzo de 2023, en el que reseña el monográfico que le dedica la revista Turia.

Eduardo Moga reseña ‘Libro del frío’ de Gamoneda

Haz un click para ir al blog de Eduardo Moga…

Por EDUARDO MOGA
Publicado en su blog ‘Corónicas de Españia’, el 21-1-2023

Galaxia Gutenberg sigue recuperando títulos esenciales de la poesía española contemporánea. A finales del año pasado, publicó Libro del frío, de Antonio Gamoneda, un poemario —de 1992— en el que el mejor poeta español vivo, y uno de los mejores del último medio siglo, cuenta su hospitalización por una grave enfermedad (es decir, lo que la hospitalización le hizo sentir: lo que le permitió ver, tanto en un presente adolorido como en un pasado cuya recuerdo tiene mucho del madero al que se aferra el náufrago para no ahogarse) con un estilo ferozmente sintético, en el que la introspección convive sin dificultad con la fabulación y la metáfora.

El carácter sintético del libro se refleja en unos poemas casi siempre muy breves —solo algunos de la sección “Sábado”, de las seis que tiene el poemario, desmienten esa brevedad—, fragmentarios y versiculares. Gamoneda vuelve a conjugar en Libro del frío un poso de sentimientos sombríos —el peso de la enfermedad, la cercanía de la muerte, la levedad del tiempo que nos corresponde, la fragilidad existencial— con un verbo encendido, a veces hasta exaltado, siempre sensual y, aunque enredado en tinieblas, polícromo, simbólico y figurativo a la vez. Otro gran poeta, Tomás Sánchez Santiago, firma un prólogo, como la palabra de Gamoneda, luminoso. En él describe Libro del frío como “un relato despedazado y sobrecogedor al que uno asistía atónito, con la conciencia erizada y los sentidos afilados hasta lo insoportable”.  Esto dice un poema de la sección “Pavana impura”:

Busco tu piel inconfesable, tu piel unida por la tristeza de las serpientes; distingo tus asuntos invisibles, el rastro frío del corazón.

Hubiera visto tu cinta ensangrentado, tu llanto entre cristales y no tu llama amarilla,

pero mi sueño vive debajo de tus párpados.

«En el jardín invisible» / Jorge de Arco reseña ‘Libro del frío’ de Gamoneda

Haz un click para leer la reseña de Jorge de Arco sobre Libro del frío de Antonio Gamoneda, publicada en el diario digital Viva Jerez el 16-1-2023.

«El libro del frío, de Antonio Gamoneda (Ed. Galaxia Gutenberg)», por Luis Artigue

Por LUIS ARTIGUE
[Artículo publicado en El Taquígrafo, el 9 de enero de 2023)

La noche, como las calles estrechas, promueve el amor y la delincuencia en la misma medida.

De modo semejante, el frío (ahora que estoy en León “en una casa que estuvo dedicada a la labranza y a la muerte” y celebrando familiarmente, familiarmente pero sin mi madre ya muerta, la Navidad, o celebrando lo que en la Navidad hay de sagrado, de la magia de lo repetido, y, por decirlo con T. S. Elliot, de la importancia que para la civilización tienen las formas), he de decir que, en invierno, el universal frío de León es un atávico generador de poesía.

Y lo es no sólo porque el frío constituye una eterna invitación al recogimiento, y al intimismo, y al reconocimiento tácito de que “bajo las águilas silenciosas la inmensidad carece de significado”. También porque tal frío promueve la adicción a los abrazos y al orujo en la misma medida…

“He llegado, por fin; éste no es mi lugar pero he llegado”.

Y sí, el frío de León ahuyenta a los exhibicionistas como bien nos enseña el recién reeditado Libro del frío de Antonio Gamoneda (Ed. Galaxia Gutenberg).

De hecho aquí soy hoy “el vigilante de la nieve” por eso; porque el universal frío de León hace de nuestra piel corteza de roble; este frío duro y vivificante que convierte a los niños en hombres y a las heridas en cicatrices, el cual me hace confesar que –por decirlo con el título de otro hermoso poemario de Julio Llamazares– son “memoria de la nieve” mis raíces, mi infancia y toda mi adolescencia. Y por eso, ahora, en Navidad, hace un frío que pela porque se te echa mucho de menos, vieja, y necesito mucho por tanto la poesía para que te regrese (gracias, oh Antonio Gamoneda, capitán, mi capitán)…

¡Cuando la nieve empezó a cuajar tú apareciste!

Gracias a este lírico frío reconozco que, como por influencia eterna del Libro del frío  de Antonio Gamoneda (en la reedición de la editorial Galaxia Gutemberg el libro es el mismo de otras veces, no está rescrito ni retocado tal y como este autor acostumbra en cada redición de su obra, sí, es el mismo de otras navidades, pero no te pierdas el iluminador prólogo del estudioso Tomás Sánchez Santiago), a veces el mundo interior y el mundo exterior se reúnen dentro de mí y se hacen poesía: todo para celebrar con gratitud eterna la ausencia latente de mi madre en esta casa y esta calle en la que “una vecina lava la ropa fúnebre, y sus brazos son blancos entre la noche y el agua”.

Y es que la poesía (me refiero a la poesía vivísima que, como la ideología, llena las calles de violencia y conciencia) tiene como uno de sus principios precisamente ése: un ser humano perdido en los misterios de su cuerpo es el poeta; un ser humano a la intemperie haciendo frente al frío de la existencia al propiciar con su escritura la reunión de las conciencias y el no menos decisivo encuentro de los cuerpos “y su gemido entre los restos de la música”…

Gamoneda en Diario de León: «Reescribiré todo lo que pueda»

Por PACHO RODRÍGUEZ
Publicado en Diario de León el 20 de diciembre de 2022

Hay una reunión en León tan secreta que sus participantes, conscientes de ello, la hacen sin esconderse, a la vista de todos, de día y al calor del vino de la lucidez. Como un reincidente, se trata de ir con complejo de intruso, como aquella vez al Café Gijón a ver a Manuel Vicent tal cual se saluda a un delantero centro de la literatura. Pero esa es otra historia. ¿Quién no lo ha hecho cuando la magia de leer a alguien es un arrebato? Hay veces que sería pecado no pecar y hay que ir. Aquí, el delantero centro con olfato goleador y saboreador es el poeta Gamoneda. Controla y dispara con precisión. Se entra por la rendija de la generosidad de los demás participantes y se llega al lugar exacto. Ahí están Antonio Gamoneda y Alejandro Vargas. Solos o en compañía de otros.

Libro del frío cumple 30 años y Galaxia Gutenberg lo celebra con una reedición acompañada por un prólogo de Tomás Sánchez Santiago. Y ahí están los versos eternos de este libro clave en la trayectoria del poeta nacido en Oviedo en 1931. Deslumbrantes: Hubo un tiempo en que mis únicas pasiones eran la pobreza y la lluvia. / Ahora advierto la pureza de los límites y mi pasión no existiría si supiese su nombre.

Cumple años este libro en estos tiempos en los que si lo que ha pasado no ocurrió hace 30 es que pasó antes. Pero hay en Gamoneda algo que avanza desde el matiz. Presenta Galaxia la nueva publicación: Libro del frío. Y localiza el tiempo: 1986-1992, 1998, 2004 y 2016. Y surge entonces un Antonio Gamoneda que, ante la pregunta de cómo recordaba el libro, ayer mismo decía: «Yo no he sido de releerme. Pero ahora estoy empezando a releerme. Releerme para reescribirme», anuncia. «Y aunque no tenga ninguna prisa por irme, os voy a dejar un barullo…», remata. «Que casi no se sepa por dónde tirar», sentencia.

Como eche la vista (en este caso la lectura) atrás, hay material de tanta potencia que le resultará fácil acertar pero difícil elegir. Aún así, asegura Gamoneda que «reescribiré todo lo que pueda. Inédito, escrito y reescrito», añade, como si deseara ejercer una mirada panorámica en donde se intuye que más que un reordenar su obra se trata de alcanzar la coherencia del tiempo y el yo.

Porque cuestiona el autor de Edad, Sublevación Inmóvil o Blues castellano: «¿Qué tienes que ver con el que eras hace 35 años? ¿Por qué exigirle a tus obras lo que no eres capaz de sostener cuando el tiempo ha pasado?», se pregunta y, por supuesto, la respuesta queda en el viento de la propia intención de Antonio Gamoneda como cosa suya. Asunto suyo será: «Yo he dejado de ser yo y empezado a ser otro tantas veces…», asegura.

Tal vez, cuestionar el porvenir tenga en el pasado la mejor materia prima, pero en el caso del Antonio Gamoneda vital, el de ayer, la mejor fórmula está en el presente. Porque no olvidemos que esto era una reunión secreta a voces calmadas. Vega, Escobar, Amancio, Artigue… artífices también de esta fusión generacional. Un lugar privado para aprender cosas serias: «El orden es este: El vigilante de la nieve, la tortilla y el taxi». Será cuestión de poner en su lugar las prioridades para encontrar a día de hoy a un pletórico poeta Antonio Gamoneda en su edad. Presentarlo así con el optimismo de quien cultiva la curiosidad y la amistad. Un premio Cervantes, el más alto de las letras españolas, que aún prefiere la alfombra real de las calles de León.

:: En palabras de Sánchez Santiago

‘Esto era el destino: llegar al borde y tener miedo de la quietud del agua’. Destino, borde, quietud… A la creciente perturbación de una lectura sostenida en un itinerario de dolorosa vehemencia se une, seguramente sin sospecharlo el poeta, una de difícil serenidad que también ha de empañar a quien ha sentido mientras leía una de esas experiencias que nos revelan a la vez nuestra fragilidad insoportable y la fortaleza que pasa por aceptarnos irremediablemente como criaturas intermedias, suspendidas entre el absoluto de dos vacíos sin nombre. Así volví a sentirme treinta años después, restregado el corazón de nuevo contra este relato nebuloso y atroz y de erizada hermosura que es ‘Libro del frío’. En él, alguien sigue avanzando con sigilo hacia una luz final sin desprenderse de aquello que en la vida le salió al paso y aún continúa resonando con interior estrépito incesante.

«Lo que queda», una reseña de ‘Esta luz’, por Juan Manuel Díaz de Guereñu (2005)

Haz un click en la imagen para leer entera la reseña de Juan Manuel Díaz de Guereñu del libro «Esta luz. Poesía reunida 1947-2004», de Antonio Gamoneda, publicada en Revista de Libros el 1 de julio de 2005.

«¿Placer sin esperanza?», una reseña de la antología ‘Solo luz’, por Miguel Casado (2000)

Haz un click en la imagen para leer entera la reseña de Miguel Casado del libro «Solo luz (Antología poética 1947-1998)», de Antonio Gamoneda, publicada en Revista de Libros el 1 de noviembre de 2000.

«La escritura del cuerpo», un artículo de Ildefonso Rodríguez dedicado a Gamoneda en el nº 2 de ‘Un ángel más’

La revista «Un ángel más» (Casa Revilla, Fundación Municipal de Cultura, Valladolid), que dirigieron Gustavo Martín Garzo, Carlos Ortega y Miguel Suárez, dedicó en su Nº 2, publicado en otoño 1987, un amplio dossier al poeta Antonio Gamoneda, que coordinó Miguel Casado.

En ese dossier apareció originalmente este texto, que se publica ahora de nuevo, tal cual era entonces, por gentileza del autor (que ha tenido la generosidad de transcribirlo):

LA ESCRITURA DEL CUERPO

Por ILDEFONSO RODRÍGUEZ

Ildefonso Rodríguez. Foto: Eloísa Otero.

Lo que ahora muestro es solo mi actividad de lector: un conjunto de estampas, de postales extraídas de unos textos para mi gusto y claridad. Elaboré, con rachas de pasión, un panorama, un aparato semejante a un estereoscopio antiguo y me asomé a él una y otra vez. Mucho quedó fuera, pero yo tuve que elegir. Es seguro que todo, en la poesía de Antonio Gamoneda, pueda verse desde puntos invertidos y contrarios a la visión que yo me representé, pues incluso esta para mí es ocasional (basta que yo vuelva a su lectura para que ya aparezca otra y muy diferente, y ahí reside uno de los valores altos de esta poesía, en ser irreducible como pocas).

Si mi elección fue ajustada, si tuve buen o mal gusto al escoger, es algo, obviamente, ajeno a los textos. La que allí quedó, extendido sobre aquel mostrador, es mucho más, hasta la cara oculta de esa escritura, la que yo nunca llegué a ver. Pero eso es lo que traje conmigo y ahora lo expongo desde la amistad con tal poesía, amparándome en una forma de confianza que, con todo, no deja de intimidarme.

La escritura poética de Gamoneda gana a sus lectores por el despliegue de una energía poco común, una atracción en la que el propio lector obtiene la experiencia continuada y muy específica de su acto de lectura. Es como si, al leer, se le representase de un modo nada virtual y en cambio muy corpóreo, vívido, una naturaleza que le pertenece y a la que él mismo pertenece; se le ofrece un organismo que roza y se comunica con sus propios sentidos, con la sensibilidad absoluta (no parcial, no ideal o figurada) de su cuerpo. El lector pone en suspensión su hábito común de mirar un texto, de pensarlo y entenderlo. Abre los ojos sobre la escritura y obtiene sensaciones de tacto, de paladeo, de audición, advierte un bullir de movimientos en su interior. Crecen en él materias y sustancias que desconocía y las incorpora, de un modo natural, a su repertorio, ilimitado ya, de experiencias en lo que entiende por mundo. Ve también nuevos objetos que, le parece, podría pesar con la mano o bajo cuyas sombras sería capaz de reposar.

Pero toda esa sustancialidad, esa corpulencia en la que se amplifica el lector, no es más que palabras, vocablos que él mismo reconoce, después, como semejantes e idénticos a los de su habla común. Y vuelve al texto y otra vez esas palabras se le transmutan por efecto de una combinatoria en apariencia muy evidente, se recubren, generan un cuerpo inesperado, pero también reconocible desde el sensorio del lector. No solo los nombres y los adjetivos portadores de color o sinestesia poseen tal vivacidad, pues hasta las partículas, los adverbios, se comportan de modo semejante, se espesan, forman grumos, les crecen pestañas vibrátiles. Y en cuanto a los propios textos, tanto da si son dilatados (un conjunto casi absoluto como la Descripción de la mentira) o bien son prosas, iluminaciones fragmentarias y formas muy breves como las que se componen en las Lápidas. Siempre el lector asiste al mismo fenómeno: una poesía que le cubre y se deja cubrir, que espumea, que desborda sus límites (aun en el caso de que alguna poesía los tenga).

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Reseña de la ‘Antología poética’ de Gamoneda (Alianza, 2013), por José Luis García Martín

Antología poética
Antonio Gamoneda
Selección e introducción de Tomás Sánchez Santiago
Alianza Editorial. Madrid, 2013

Antonio Gamoneda, un poeta a contracorriente

Por JOSÉ LUIS GARCÍA MARTÍN
(Publicado en su blog CRISIS DE PAPEL, el 17 de junio de 2012]

Comienza Tomás Sánchez Santiago, excelente poeta él mismo, el prólogo a la Antología poética de Antonio Gamoneda aludiendo a su “caso”, “insólito en los usos habituales del mundo literario español”. Y ciertamente Antonio Gamoneda es un poeta insólito, pero quizá no por las razones que Sánchez Santiago señala.

Anecdótico resulta el mayor o menor encaje del poeta con su generación (la del cincuenta, la de los niños de la guerra), sus declaraciones contra este y aquel (Benedetti, José Hierro, Ángel González), su decidida toma de partido en la lucha de banderías en que a veces se convierte la vida literaria, o una aireada marginación que no resulta incompatible con la obtención de los más altos galardones oficiales.

Antonio Gamoneda es un poeta insólito por otras muy diversas razones. Se trata (pocos casos más hay en la historia literaria) de un poeta a contracorriente de sí mismo, de un poeta que ha hecho lo mejor –y quizá también lo menos logrado de su obra– luchando contra su tendencia natural al realismo, al dolido testimonio autobiográfico.

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José Enrique Martínez reseña el libro de Margarita Merino sobre Gamoneda

CLAVES POÉTICAS DE GAMONEDA

Por JOSÉ ENRIQUE MARTÍNEZ
[Publicado en Diario de León, el 30 de enero de 2022]

Margarita Merino, la excelente poeta que bautizó a su ciudad de nacimiento, León, como «capital del invierno», regresa con una investigación sobre Las «edades» poéticas de Antonio Gamoneda, que tiene su origen en la tesis doctoral que defendió en su momento. Anida en la poeta de Viaje al interior (1986), Baladas del abismo (1989) y Halcón herido (1993), entre otros poemarios, un fondo apasionado por la vida y también por la literatura, como deja ver a las claras en el prólogo a su nuevo libro, en el que entre otras cosas alude a cómo «los desgarros íntimos de la poesía de Antonio Gamoneda» fueron hincándose en su alma a medida que se adentraba en «los estremecedores versos del poeta».

El laborioso y denso estudio de Margarita Merino abarca los libros gamonedianos escritos entre 1947 y 1998, es decir, los incluidos en Edad (1989) y los publicados después, León de la mirada (1979) Libro del frío (1992) y Libro de los venenos (1995), todos los cuales nos confirman «la trayectoria de una poesía impecable, tenazmente reelaborada y expurgada sin contemplaciones». El problema que se nos presenta es cómo dar cuenta mínimamente en una breve reseña de un libro como el de Margarita, una investigación honda y perspicaz que ofrece claves que nos hacen leer con mayor clarividencia la poesía gamonediana.

Margarita Merino expone con precisión su propósito, metodología e hipótesis de trabajo. Su objetivo es el análisis de la evolución de la poesía gamonediana por medio de «la lectura atenta y concienciada de los libros» y partiendo de los contenidos albergados en los textos poéticos examinados. Parte de una hipótesis de trabajo que confirmará en su indagación: la «ambigüedad» como agua que empapa la poesía de Gamoneda «para expresar su propia revelación y para velar los retazos autobiográficos emergentes de su propia vida». He seguido la investigación de Margarita con gusto y delectación, sea el exhaustivo análisis de Descripción de la mentira o el sugestivo de Blues castellano, un poemario que, en mi caso, a medida que han pasado los años y las lecturas y relecturas, va subiendo en aprecio. Deseo hacer constar, finalmente, que el libro termina con una larga entrevista (unas cincuenta páginas), yo diré más bien que una conversación, que en su día, allá por 1996, mantuvieron la estudiosa y el poeta. Son páginas enjundiosas que añaden veracidad y calor humano a las páginas analíticas anteriores.

‘Descripción de la mentira’ / «Pequeñas cosas sobre un libro grande», por Antonio Pereira (1978)

PEQUEÑAS NOTICIAS SOBRE UN LIBRO GRANDE

Por ANTONIO PEREIRA
(Artículo publicado en el diario La Hora Leonesa, el 15 de marzo de 1978)

Hace ya varias semanas que el último (por ahora) poemario de Gamoneda, ha alcanzado ese gozo del alumbramiento que es –que sigue siéndolo, por encima de cualquier otro modo de divulgación– su salida de las máquinas de imprimir. Yo he tenido en las manos el fruto palpable, lo tengo ahora mismo con esa sensualidad que nos transfieren siempre las páginas nuevas, todavía olorosas al oficio que más ha hecho por la comunicación entre los hombres. Pero no olvido otras gratificaciones previas: la de haber conocido, no diré que por azar, puesto que las amistades profundas dejan escaso margen a la casualidad, las holandesas manuscritas o mecanografiadas que el poeta iba produciendo como resultado de una necesidad implacable, y el acto de coser, grapar las hojas sueltas e inéditas, uno de los instantes más temblorosos –y que no recuerdo haber visto glosado por nadie– del largo y desasistido proceso de la creación literaria…

Como no podía ser menos, las primeras resonancias han comenzado a levantarse en León y fuera de León. Merece retenerse la de quien ha escrito en su comentario periodístico que sí, que está muy bien remover las aguas de la poesía, nunca aquietadas del todo; pero que justamente la salida de un libro como «Descripción de la mentira» debiera aceptarse como ocasión obligatoria para estudios con vocación de hondura y permanencia. También a mí, el largo y tendido poema de Gamoneda (rectifico aquí lo de poemario) me parece materia suficiente e incluso generosa para el análisis. Su estructura y su aliento, la profundidad de sus vetas y la sugestión del lenguaje, las plurales posibilidades de lectura… todo deja sospechar que nos encontramos ante uno de esos textos que en la brevedad de su extensión contienen la llamada a elucidaciones mucho más amplias que ellos mismos.

Pero ya me urge decir una cosa: que yo no voy a ensayar esa tarea. O menos irreversiblemente, que no voy a acometerla ahora. León está presenciando en estos momentos una atención profesoral y estudiosa hacia su propia literatura, gracias a gente especializada en una crítica moderna. Lo mío, en cambio, lo que a mí me ocupa es dejar constancia de una adhesión personal y poética, trazada mayormente sobre la anécdota: que en negocios de amistad, me parece apenas separable de la categoría…

El 11 de junio de 1976 –por ejemplo–, viernes, larguísima sobremesa en Los Candiles. Antonio sabe escuchar, escucha pudorosamente recatado detrás del humo de su pipa. Hay que declararse con sinceridad, de siempre y en común nos hemos prohibido la medicina complaciente. Yo le reconozco desde luego a su manuscrito, una fascinación y una potencia verbal (dentro de la contención) que casi, de tanta hermosura, se hacen sospechosas. Y como lector un recelo de que se nos esté intentando «embaucar» con la palabra. (Bueno, ahí está Borges que asevera: «Todo escritor es un embaucador»). Una dificultad para penetrar a primera sangre en sus zonas oscuras, que se presentan al hilo de cualquier fragmento… Pero también, y como colofón, el dar a la caza alcance en la final claridad de «Descripción de la mentira» –para mí es la declaración agónica de una deserción temporal, de la que el poeta regresa gracias a un ejercicio de reencuentro consigo mismo, y en él se reconcilia…–, que todavía no se llamaba «Descripción de la mentira».

El lunes 20 de diciembre de 1976, en el Palomo. (Son las ventajas de mi diario maniático, minucioso). El libro iba a llamarse, se llamaba ya en su existencia intrauterina y secreta: «Profundidad de la mentira», pero al autor lo desazonaba ese algo pretenciosamente trascendente a que remite profundidad… Había, las hay siempre, un abanico de posibilidades. Pero también, como siempre, el convencimiento de que sólo una de ellas es la buena.

Tratábamos de hablar de otras cosas pero era inútil, el poeta maquinaba en lo suyo, más espeso de cejas que nunca, apurando alejadamente el vino de la costumbre. De repente se dio una palmada en la frente: «¡Lo tengo!». Me hizo recordar que había él manejado «Profundidad de la mentira» y «Descripción del silencio»… Estaba claro: ¡DESCRIPCION DE LA MENTIRA! Levantamos los vasos alegremente, sin ceremonia. En paz.

Para terminar, y porque estas notas se escriben en León, podría subrayarse lo leonés del libro. Precisamente un libro que desde su planteamiento hasta su culminación se vuelve hacia lo universal de la poesía y del hombre. Arrancando del signo editorial de la colección «Provincia» para rematar en la datación en León y Boñar, señales respetables, pero en la condición de lo accesorio, el poema transcurre por caminos a cuyo reconocimiento basta una lectura atenta. (No una lectura denodada, como alguien pudiera pensar a primera vista). Árboles esbeltos, urces, sombra azul distribuida en sernas y el ganado de vientre pisando sobre la nieve. Pero también el paisaje urbano, con hombres de la ciudad en donde acaso podamos reconocernos. Por ejemplo, en estos claroscuros fragmentos:

Tu serenidad era la servidora del desprecio. Como a animales sosegados, hartos de indiferencia, nos conducías a la frecuentación de los notables y a las acacias inmóviles sobre la oscuridad del río.

Tu suavidad purpúrea y tu murmuración eran dóciles.
Te detenías bajo las lámparas y los insectos blancos aparecían sobre ti…

Con las inmensas libertades que el poeta recaba para la transmutación de la realidad cotidiana en pura sustancia poética: ¿Sería descabellado pensar –sentir– al fondo de los versículos la figura de Antonio de Lama?

José-Luis Moctezuma reseña «CASTILIAN BLUES / BLUES CASTELLANO» de Antonio Gamoneda

Portada del libro.

José-Luis Moctezuma reseña CASTILIAN BLUES / BLUES CASTELLANO de Antonio Gamoneda, publicado en edición bilingüe por Quantum Prose. Moctezuma contextualiza y explora con notable precisión los orígenes del libro de Gamoneda y analiza en detalle las estrategias de traducción de Benito del Pliego & Andrés Fisher. Una lectura verdaderamente excepcional.

En inglés, en la edición de diciembre de Words Without Borders:

‘Edad’, de Gamoneda, entre los ’55 libros de la Literatura española del siglo XX’, según Bértolo

Esta es la primera de las dos páginas y media que dedica Constantino Bértolo a Edad, de Antonio Gamoneda, en su libro ¿Quiénes somos? 55 Libros de la Literatura española del siglo XX (Periférica, 2021)

«Un armario lleno de sombra». Lectura de Valentín Carrera

Antonio Gamoneda a los 8 años, en 1939, en la plaza de las Palomas de León.

Un armario lleno de sombra

LO PEQUEÑO ES HERMOSO / Un armario lleno de sombra”, memorias de infancia que Antonio Gamoneda escribe tras la muerte de su madre; “un libro que va a conmocionar”, en palabras de Luis Mateo Díez. ¡Y vaya si conmociona!

Por VALENTÍN CARRERA
(Artículo publicado en La Nueva Crónica de León, el 30/11/2020)

Mi memoria es frágil, pero el Notario Mayor de la Cultura Berciana, Miguel A. Varela, no me dejará mentir. El asunto ocurrió una tarde de verano: hacía mucho calor en Ponferrada y las huertas del Sacramento, a orillas del Sil, estaban desiertas a la hora en que se había anunciado un recital de poesía, con el poeta mismo de cuerpo presente. A la hora prevista, yo esperaba solitario ante la Casa de Cultura. ¿Me habré equivocado de día o será que juega la Deportiva? Eran las siete y media en punto de la tarde.

El poeta llegó, acompañado por Varela, y entramos los tres en un salón de actos que podría acoger sin agobios un congreso de tunas. Tras unos minutos de espera, el poeta nos dio una lección de vida que nunca he olvidado: «Ustedes han venido a escucharme, y yo he venido a recitar mis poemas; me merecen tanto respeto, aunque sean dos, como si fueran doscientas personas. Si ustedes quieren, comenzamos».

Y subiendo a la palestra, Antonio Gamoneda cantó su Tango de la misericordia, y declamó sus versos heridos y misteriosos para Varela y para mí, durante más de una hora gozosa y generosa. Luego, le acompañamos paseando hasta la estación y regresó a la que dicen capital.

No he vuelto a ver a Gamoneda desde aquella tarde de tierra y labios, de blues castellano, de lápidas y frío, de pérdidas y venenos, de existencia, muerte y poesía; pero esta semana hemos tenido los dos una larga conversación, agazapados en el interior de un armario lleno de sombra. Debo agradecer el encuentro a Héctor Escobar, infatigable hacedor de luz: «¿No has leído las memorias de Gamoneda, tío? Son acojonantes». La expresión no es muy culta, pero debo ser fiel al momento en el que un niño de ocho años, en pantalones cortos, me mira desde la plaza de las Palomas en 1939, con la misma expresión con la que sesenta años después nos dijo: «Si ustedes quieren, comenzamos».

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D. Mendoza reseña «Esta luz», de Gamoneda, en La Razón (2019)

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Antonio Gamoneda, un poeta presente

Se publica el segundo volumen de su poesía reunida, escrita a partir de 2004 y hasta la actualidad, y en el que se incluye también un libro inédito, «Las venas comunales»

Por D. MENDOZA
Publicado en La Razón, 10-09-2019

Han pasado quince años desde que Galaxia Gutenberg publicara el primer volumen de la poesía reunida de Antonio Gamoneda. Pero en esa década y media, el poeta de Oviedo no estuvo quieto. Se siguió enfrentando a la página hasta sumar setenta años de creación. «Inevitablemente, y en contra de mi voluntad, este es un libro casi testamentario», asegura Gamoneda. Aunque la verdad es que el tomo es más que una recopilación, no solo porque incluye un poemario inédito titulado «Las venas comunales», sino porque todos los textos que allí se reúnen –»El libro de los venenos», «Canción errónea», La prisión transparente»y «No sé», entre otros– han sido revisados por el autor, quien los sometió a un proceso de reescritura.

En ese sentido, Miguel Casado, crítico y gran estudioso de Gamoneda, que además escribe el epílogo de «Esta luz», asegura: «Nuestro mayor poeta es un poeta en presente». Se refiere a que las modificaciones que el poeta ha hecho a sus textos abren la puerta a nuevas lectura de los textos y del propio autor «como heredero de su escritura, comparado y enfrentado a ella».

Casado habla de la de Gamoneda como «una obra que se mantiene en conflicto consigo misma y en constante ebullición». El autor lo expresa de este modo: «Incluso cuando un poema aparentemente ha terminado, yo necesito que siga vivo. Mi voluntad de reescritura coincide con ese deseo de que el poema no sea una piedra tallada para siempre –aunque tenga un libro titulado «Lápidas»– sino que pueda corresponderse con mi vida«.

Esa vida que también está relatando en prosa en la segunda parte de sus memorias, que publicará igualmente Galaxia Gutenberg bajo el título «La pobreza». Aunque aún no se ha desvelado la fecha exacta, el poeta afirma que «están al caer». También asegura que entre la poesía y la escritura de sus memorias existe cierta comunicación, «préstamos recíprocos», en sus palabras.

A pesar de su mente evidentemente lúcida, Gamoneda no quiso extenderse en reflexiones sobre su obra: «Dios me libre de querer ser yo quien interprete mi propia poesía –afirmó con una sonrisa–. Yo me entero de lo que quiero decir, y no del todo, cuando me lo dicen las palabras ya escritas».

Toma frente a su obra la posición ya esbozada en «No sé» (2014), de la que escribe en la introducción a este nuevo tomo: «Cabría entender su título como un «mantra» que se reitera en la invocación de la extrañeza experimentada ante circunstancias existenciales y ante el propio hecho de existir y saberlo».

Como afirma Casado, Gamoneda existe aún en el panorama literario Iberoamericano, y no ya como un gran poeta de otra generación, sino como el gran poeta de esta.

«Tres extensiones leonesas de ‘La pobreza'», un artículo de Jorge Praga en El Cuaderno (2020)

Haz un click para leer el artículo…

Jorge Praga Terente (Sama de Langreo, 1952), matemático de profesión y crítico de cine, publica este mes de julio de 2020 este artículo en El Cuaderno tras la lectura de La pobreza, el segundo volumen de memorias de Antonio Gamoneda.

Reseña de «La prisión transparente», por Santos Domínguez (2017)

La prisión transparente
Antonio Gamoneda
Vaso Roto. Madrid, 2016

Por SANTOS DOMÍNGUEZ
Publicada en Encuentros de lecturas 3/2/2017

«Estoy cansado  /…/ Estoy / muy cansado», escribe Antonio Gamoneda al principio y al final de La prisión transparente, el primero de los tres libros que, junto con No sé y Mudanzas, integran el volumen que publica Vaso Roto.

Un volumen que toma título de ese primer poema, que abre una serie poética homogénea en su tonalidad que aborda, como explica Gamoneda en su introducción ‘Confidencias y avisos’, “las posibilidades poéticas de un lenguaje extraviado” y el carácter transitorio de la vida.

No sé –que se convertirá también en el título de la segunda serie– es la frase que se va repitiendo para articular, entre el extravío y la fábula, ese primer libro, La prisión transparente, una metáfora que resume la mirada del poeta sobre sí mismo. Aquí lo sombrío, la desolación, las preguntas inútiles y las contradicciones de la “certidumbre vacía” marcan el sentido de una aproximación insegura a la realidad del mundo y de la propia conciencia, que va y viene del recuerdo al olvido, de la fugacidad del ser a la eternidad del no ser, del saber al no saber.

Un no saber que se convierte en el eje del segundo libro –No sé–, cuyas palabras despojadas, entre lo interrogativo y la negación, tienen mucho de despedida. A través de una sucesión de potentes imágenes visionarias sobre la disolución de la identidad en el tiempo, sus versos proyectan una mirada sobre los residuos y los restos del ser y la memoria. Una despedida que se cierra así:

La tercera serie, Mudanzas, retoma y desarrolla la sección que con el mismo título cerraba la edición de la poesía reunida de Antonio Gamoneda en Esta luz, que publicó Galaxia Gutenberg en 2004.

Se recogían allí un conjunto de textos escritos entre 1961 y 2003 que tenían como base  poemas o textos ajenos –de Trakl, Mallarmé, Plinio, Dioscórides y otros, a los que ahora  se añaden los cantos del rey Nezahualcóyotl y Herberto Helder– asumidos para construir a partir de ellos un poema nuevo.

Un reconocimiento de afinidades y analogías, una apropiación poética en la que Gamoneda tiene como modelo al poeta portugués Heberto Helder en un ejercicio de reescritura de textos ajenos que ya había practicado con la ‘Herodías’ de Mallarmé, con ‘La canción del solitario’ y ‘Sueño y locura’ de Trakl o con Dioscórides en el Libro de los venenos. 

→ Más reseñas de libros de Gamoneda, por Santos Domínguez, AQUÍ

Reseña en ABC Literario (1987) de la reedición en 1986 de «Descripción de la mentira»

Hemos encontrado esta página en la que Florencio Martínez Ruiz reseña la reedición del libro «Descripción de la mentira» (1977), de Antonio Gamoneda, en la Colección Barrio de Maravillas (Salamanca, Junta de Castilla y León, 1986).

La reseña apareció en el suplemento ABC Literario (pág. VI) del 3 de enero de 1987, junto a otra reseña del mismo crítico sobre un libro de cuentos de Antonio Pereira, «Antología de la seda y el hierro». Reproducimos la página entera:

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Luis Marigómez reseña «La pobreza» de Gamoneda en El Norte de Castilla

[El suplemento semanal ‘La sombra del ciprés’, del diario vallisoletano El Norte de Castilla, publica este viernes 29 de mayo de 2020, a toda página, una reseña de «La pobreza», el segundo tomo de memorias de Antonio Gamoneda, firmada por el poeta y narrador Luis Marigómez. Reproducimos aquí la reseña con el permiso de su autor:]

Confesión

En ‘La pobreza’, Gamoneda escribe, en parte al menos, como catarsis, se expone con una crudeza que es difícil encontrar en cualquiera que escriba sobre sí

Por LUIS MARIGÓMEZ

A los 13 años, en 1944, Antonio Gamoneda deja de ir al colegio de los agustinos, en León. A pesar de estar escolarizado como alumno gratuito, no tiene dinero para comprar los libros de texto, y el profesor de Francés lo tiene en pie toda la clase, delante de los demás, para que se sepa. No puede ni comprar zapatos, y pasa el invierno con unos usados, de mujer, a los que han rebajado el tacón. «No fue el sadismo ni los diversos aspectos y grados de la pederastia frailuna lo que me echó de los agustinos y acrecentó mi maldad; fue la vergüenza de ser publicado pobre.» En cuanto cumple los 14 años, entra a trabajar, recomendado, en el Banco Mercantil, como recadero y meritorio, a doble jornada, entre setenta y ochenta horas semanales. Estos hechos, revelados en su primer libro de memorias, ‘Un armario lleno de sombra’ (2009), quizá explican el título de su segundo tomo, ‘Pobreza’.

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Bruno Marcos reseña «La pobreza» de Gamoneda en ‘ABC Artes y Letras’

Reseña del libro «La pobreza» (Galaxia Gutenberg, 2020), segundo tomo de memorias de Antonio Gamoneda, por Bruno Marcos, en el suplemento Artes y Letras del diario ABC Castilla y León (págs. 54 y 55), el 25 de abril de 2020.

Nicolás Miñambres reseña «La pobreza» de Gamoneda en ‘ABC Artes y Letras’

Reseña del libro «La pobreza» (Galaxia Gutenberg, 2020), segundo tomo de memorias de Antonio Gamoneda, por Nicolás Miñambres, en el suplemento Artes y Letras del diario ABC Castilla y León (pág. 56), el 25 de abril de 2020.

Antonio Gamoneda en suplemento Artes y Letras del ABC de Castilla y León

Portadilla ABC Artes y Letras CyL. 25-4-2020.

Esta es la portadilla del suplemento mensual Artes y Letras del diario ABC de Castilla y León, que en este 25 de abril de 2020 le dedica cuatro páginas a Antonio Gamoneda, e incluye textos de Bruno Marcos y Nicolás Miñambres sobre ‘La pobreza’, el segundo volumen de memorias del poeta astur-leonés.

Además, el suplemento nacional ABC Cultural incluye, en su página 17, una pequeña entrevista con Gamoneda, en la que el poeta cuenta qué libros está leyendo en estos días de confinamiento obligado por el coronavirus.

«La pobreza», de Antonio Gamoneda, en El Bierzo Digital

Por ALFONSO DEL RÍO SÁNCHEZ
Publicado en El Bierzo Digital, el 3 de abril 2020

El esperado segundo volumen  de sus memorias ya está en todas las librerías. El prestigioso Premio Cervantes 2006, Antonio Gamoneda, escribe “La Pobreza” y que edita Galaxia Gutenberg. Aunque asturiano de nacimiento allá por el año 1931, nació en Oviedo, pero 3 años después se trasladó a León, donde comparte desde hace más de 60 años su vida con su esposa Angelines y sigue escribiendo, leyendo y viendo pasar los años y la vida desde la atalaya de su estudio.

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«La pobreza, y la grandeza, de Antonio Gamoneda», por José Miguel Colldefors

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Por JOSÉ MIGUEL COLLDEFORS
Artículo publicado en Hoy es Arte el 3 de marzo de 2020

La pobreza es el segundo tomo de las memorias de Antonio Gamoneda (Oviedo, 1931), y llega diez años después del primero, Un armario lleno de sombra. Un regalo para los lectores de quien es un gigante de la poesía en español, uno de los nombres indiscutibles de la lírica de los últimos 50 años, autor de una obra excepcional, un poeta que (como César Vallejo, otro poeta de raza) explora el lenguaje y lo convierte en arte, en verdad y en misterio, que canta lo cercano, lo que nos rodea cada día, y lo que está oculto y se descubre con la escritura, o la lectura, de cada poema.

La pobreza que marcó la vida de Gamoneda, y de tantos otros, es el eje de la obra y el símbolo que la acoge. Un texto cargado de emoción, luminoso pese a que se habla de un tiempo muy oscuro y hay mucho dolor y mucha tristeza, pleno de ironía, y hasta de humor, y de inteligencia, en una prosa en la que reconocemos la palabra, el tono y la belleza del poeta de siempre, un poeta ejemplar y un hombre íntegro y cansado, que recuerda y contempla lo que ha hecho el tiempo con la vida cuando, como ha escrito, “la muerte se hace sensible, se anuncia de manera que no es solo imaginaria”; ya nos dijo “he llegado, por fin, este no es mi lugar pero he llegado”, “he llegado y quiero descansar”. (…)

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Masoliver Ródenas reseña «La pobreza» y «Esta luz» en La Vanguardia

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Esta reseña de Juan Antonio Masoliver Ródenas de los dos últimos libros de Antonio Gamoneda, «La pobreza» y «Esta luz. Poesía reunida (1947-2019)», se publicó en el suplemento Culturas del diario La Vanguardia el pasado 14 de marzo de 2020.

Antonio Gamoneda en el #13 de la revista francesa ‘HispanismeS’

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NOTA de las editoras de HispanismeS #13, Laurence Breysse-Chanet y Laurie-Anne Laget:

» Este volumen [nº 13 de HispanismeS, la revista de la Sociedad de Hispanistas Franceses] se preparó antes de la publicación de la versión aumentada, en dos volúmenes, de Esta luz. Poesía reunida, al cuidado de Jordi Doce, con un epílogo de Miguel Casado (Barcelona, Galaxia Gutenberg/ Círculo de Lectores, 2019), que además de cierta reescritura de los poemarios publicados en Esta luz de 2004 en la misma editorial, junta todos los poemarios, publicados o inéditos, a continuación, en el segundo tomo. Los documentos [de Antonio Gamoneda] que los lectores van a encontrar ahora se sitúan en un umbral que precede la publicación de 2019. Antonio Gamoneda nos dio en 2018 un poema reescrito a partir de La prisión transparente (Madrid, Vaso Roto, 2016), e inéditos: un poema de Las venas comunales, y una «¿Poética?» escrita para nuestro dossier. Además, nos dio su confianza. Los lectores descubrirán más adelante los mismos poemas, en versión manuscrita del autor. En su siempre, nuestro agradecimiento hacia Antonio Gamoneda supera las palabras. «

Además, en la parte crítica figura un trabajo de investigación de Juan José Lanz (Universidad del País Vasco):

«La rosa negra…». Poema manuscrito de Gamoneda en #13 HispanismeS.

HispanismeS n°13

Laurence Breysse-Chanet et Laurie-Anne Laget (éd.)

Voix d’Espagne (XXe-XXIe siècles).
Résonances contemporaines de la poésie espagnole : Poèmes, poétiques et critiques

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Un ensayo de Juan José Lanz sobre ‘La prisión transparente’, de Gamoneda, y la poesía del pensamiento

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«Pensamiento que canta». La prisión transparente (2016), de Antonio Gamoneda, y la poesía del pensamiento.
HispanismeS nº 13, 2019

Un trabajo de investigación de:
Juan José Lanz

Diego Medrano reseña «La pobreza», de Gamoneda, en El Imparcial

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Una reseña de «La pobreza» (Galaxia Gutenberg, 2020), el segundo tomo de memorias de ANTONIO GAMONEDA, escrita por DIEGO MEDRANO y publicada en el diario El Imparcial, el martes 25 de febrero de 2020.

Librería Letras Corsarias (Salamanca): ‘La pobreza’, de Gamoneda, libro de la semana

Librería Letras Corsarias (Salamanca), haz un click…

NC#208: La buena memoria

«Si algún día escribimos unas memorias, nos gustaría que nos salieran tan bien hechas como las de Antonio Gamoneda. ‘La pobreza’ es nuestro libro de la semana»

Librería Letras Corsarias. Salamanca.

Si algo hemos aprendido con las lecturas de esta semana es que la memoria es un ejercicio complejo, a veces doloroso. Mientras leíamos con gozo La pobreza, la continuación de la escritura de sus recuerdos que Antonio Gamoneda comenzó con Un armario lleno de sombra, el Ayuntamiento de Madrid decidía que sobraban versos de Miguel Hernández en un memorial a los represaliados construido en el cementerio de La Almudena. Gesto que se añadía a borrar de allí sus nombres grabados en piedra. Decía Gamoneda en una entrevista que la poesía no puede cambiar el mundo, pero intensifica la conciencia y que eso sí puede actuar sobre las circunstancias. Borrarla parece un gesto de mala conciencia o de ausencia de ella.

Gamoneda siempre insiste en que la poesía no es literatura, y hace tiempo que nos convenció esa idea. Esta semana hemos publicado un artículo sobre esa capacidad de lo literario para imaginar mundos distintos, centrándonos en las escritoras de ciencia ficción. (…) Échale un vistazo: Las mil hermanas de Ursula. (…)

El libro de la semana

Si algún día escribimos unas memorias, nos gustaría que fueran como éstas. Antonio Gamoneda hace un ejercicio al enfrentarse a su pasado que nos parece admirable: dudar. Duda sobre qué poner o qué quitar, sobre la capacidad misma de la escritura para reflejar lo vivido. “Qué era aquello, qué era?”. Una pregunta para cerrar un libro en el que nos hace cómplices del proceso de recordar, nos deja entrar a la trastienda de su presente –los achaques, los viajes, los primeros platos y los segundos– para trasladarnos a aquella época en la que siendo un chaval de catorce años empezó a trabajar doce horas diarias como meritorio en el Banco Mercantil, la posguerra pura y dura en la ciudad de León, que podría ser la nuestra.

Antonio fue un niño pobre de familia pobre, y como poeta habitó en el silencio de antologías y galas. Mientras otros de su generación seguían el camino derecho, el tuvo que tomar el de la supervivencia. Se censuró su Blues castellano y primero dejó de escribir y luego dejó de publicar, pero su obra finalmente se abrió el camino que merecía. Pero aquí habla poco de su carrera como escritor, el foco está puesto en sobreponer sobre la deslavada trama gris de la vida diaria –vigilancia, miedo, escasez, desprecio por la cultura: una España de curas, militares y “almirantazos”– un mapa de afectos y una conciencia nada heroica de resistencia personal. Lo cuenta como si ya nada importara demasiado. Capaz de ironizar con uno de los sentidos del humor más finos que conocemos, capaz de hurgar en la herida del dolor por las pérdidas. Es un libro en el que muere mucha gente. Se titula La pobreza y lo hemos disfrutado mucho.

Más lecturas

MEMORIA Y FOTOGRAFÍA. “Si logramos hacer de cada página nuestra un hecho, poco importará luego si la escribimos al cabo de quince años o de setenta y cinco”, escribe Mircea Eliade en Oceanografía, un libro que nos ha recordado al tono de Gamoneda ante la obra y la vida. Eliade es una autoridad en el estudio de lo simbólico y en estos textos, apuntes como de cuaderno, son una auténtica delicia: reflexiones sobre la amistad, la juventud, la vejez, el amor, la literatura. También nos han recordado al tono de Adam Zagajewski en Una leve exageración. Nos encantan este tipo de libros que siempre dan mucho más de lo que parece. (…)

César Iglesias reseña «Esta luz» en La Nueva España (2019)

Ildefonso Rodríguez, Antonio Gamoneda, César Iglesias y Avelino Fierro, en la Trébede (León), el 29-01-2020. / Foto: Javier Casares.

[Reseña de César Iglesias publicada el pasado 19 de diciembre de 2019 en el suplemento Cultura del diario asturiano La Nueva España]

Esta luz. Poesía reunida (1947-2019)
Antonio Gamoneda
Galaxia Gutenberg, 2019
Volumen 1, 670 páginas, 29,50 euros
Volumen 2, 508 páginas, 21,90 euros

Gamoneda, poeta en pijama

El Premio Cervantes asturleonés ultima La pobreza, segundo tomo de sus memorias, y afirma que su poesía está “en la perspectiva de la muerte”

Por CÉSAR IGLESIAS

“Cuando yo tenía catorce años,/ me hacían trabajar hasta muy tarde”. Quien escribió esto ha cumplido ya 88 y su jornada laboral se prolonga en noches de café, picadura de tabaco y la luz blanca de un ordenador, idéntica a la de la catedral de León que custodia su vigilia creativa. El responsable de esas palabras es Antonio Gamoneda (Oviedo, 1931), aquel adolescente proletario que madrugaba para encender la calefacción de una oficina bancaria de posguerra. Ahora no madruga, pero persevera en cumplir con la tarea de ser el guardián de nuestras pesadumbres y alumbrar algunos bálsamos, ciertas certezas. 

La productividad creativa de este Premio Cervantes se ha materializado en la nueva edición de Esta luz (Galaxia Gutenberg, 2019), al cuidado del poeta, ensayista y traductor gijonés Jordi Doce. Lo ha hecho con la incorporación del Libro de los venenos, una singular recreación de un tratado médico y botánico del griego Dioscórides vertido al castellano por Andrés Laguna, nuevas versiones de textos de diferentes autores, los volúmenes publicados en los últimos tres lustros (Canción errónea, La prisión trasparente y No sé) y Las venas comunales, un libro que comparte la naturaleza de inédito con otros tres largos poemas. Cierra el segundo tomo un epílogo de nueva planta ensayística de Miguel Casado, profesor y poeta, sin duda el lector que mejor ha sabido explorar los abismos gamonedianos. Estas 1.178 páginas son el legado de un hombre que asumió la obligación de certificar en primera persona las líneas del sufrimiento universal y trazó con su letra afilada la cartografía de “una hermandad sin esperanzas”. 

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