(Este artículo se publicó en ‘Hojas del Foro’ -Número especial ‘Homenaje a Antonio Gamoneda’-, Grado, Asturias, Abril 2007)
He envejecido dentro
[un par de retales para Antonio Gamoneda]
Por MARCOS CANTELI
- 1.- Sobre Descripción de la mentira
Si se cumple el famoso imperativo de Benjamin de pasarle el cepillo a contrapelo a la historia en el relato de Gamoneda es porque queda claro que, en él, hablar de la historia equivale, necesariamente, a señalar una grieta profunda de silencio:
Los que sabían gemir fueron amordazados por los que resistían la verdad, pero la verdad conducía a la traición.
Algunos aprendieron a viajar con su mordaza y éstos fueron más hábiles y adivinaron un país donde la traición no es necesaria: un país sin verdad.
Era un país cerrado; la opacidad era la única existencia.
El olvido, la retracción, la mentira —las zonas negativas— se convierten en los temas privilegiados de un relato consumido en la enunciación obsesiva de los reversos: “La realidad se ahuyenta en estos labios tan sólo expertos en formas invisibles”.
Contrahistoria, entre la muerte y la memoria, en la invocación de la memoria de la muerte.
Gamoneda vía Blanchot: escribir para poder morir.
Gamoneda vía Agamben: escritura como testimonio, tarea del superviviente.
Tal vez de ahí venga ese tú metamórfico (posibilidades: forma del amor, del yo, de la amistad, de lo colectivo, etc.) en fuga. Invocarlo es hablar a una sombra.