Antonio Colinas

«Los Antonios», un artículo de Antonio Pereira sobre Gamoneda y Colinas

Reseñas y confidencias
ANTONIO PEREIRA
Breviarios de la calle del pez. Diputación de Leon. 1985.

Reproducimos, de este libro de Antonio Pereira (Villafranca del Bierzo, 13 de junio de 1923 – León, 25 de abril de 2009), el artículo titulado «Los Antonios» (pág. 137):

LOS ANTONIOS

Alguna vez se ha hablado en tono cariñoso, y hasta puede que se haya escrito, de una trinidad de los Antonios en el tablado de la poesía leonesa. Dos grandes Antonios de la poesía leonesa son, por supuesto, Antonio Gamoneda y Antonio Colinas. Del tercer Antonio no hablaré si no es en presencia de mi abogado, salvo decir que no vino al mundo ni en Oviedo ni en La Bañeza: en Villafranca del Bierzo, y en un día de la feria de San Antonio. Seamos, pues, tres los Antonios, y a quien Dios se la dé, San Pedro o San Antonio bendito de Padua se la bendiga.

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«Nueva poesía española», Gamoneda con otros ocho poetas en tres idiomas (español, inglés, árabe)

Nueva poesía española
VV. AA.
Huerga & Fierro Editores / Poesía. Madrid, 2018

  • Antología en edición trilingüe Español/Inglés/Árabe.
  • Poemas de Antonio Gamoneda, Jaime B. Rosa, Clara Janés, Francisco Brines, Jaime Siles, Antonio Colinas, José Albi, Jenaro Talens, Rusell Dinapoli.
  • Edición de Moaen Shalabia y Jaime B. Rosa.
  • Traducción de Moaen Shalabia (al árabe) y Russell Dinapoli (al inglés).

 

Gamoneda habla sobre el problema de los escritores jubilados con Hacienda y la Seguridad Social

Antonio Gamoneda. © Fotografía: Fernando Sanz Santacruz.

Los escritores jubilados no quieren morirse sin pensión

Tres años después los creadores que debieron renunciar al subsidio por cobrar derechos de autor o pagar multa siguen esperando

En este (haz click:) completo reportaje de Jesús García Calero para ABC, publicado el 4 de marzo de 2018, sobre la exigencia de compatibilidad entre pensión y derechos de autor, el presidente de la Asociación Colegial de Escritores (ACE), Manuel Rico, y otros asociados como Javier Reverte, Antonio Gamoneda o Antonio Colinas cuentan su experiencia y su situación, respaldando las gestiones de ACE y de Seguir Creando. El recientemente fallecido Antonio Fraguas ‘Forges’ fue una de las caras de esta lucha todavía abierta.

Estás son las declaraciones de Gamoneda en el reportaje:

Antonio Gamoneda: «El Gobierno ha aparcado este asunto. Dijeron que ya estaba resuelto pero no lo estaba, la solución consistió en nada. Ya dije que si yo era requerido y por decir de alguna manera se me aplicaba esa normativa lo probable es que tendría que dejar de escribir. Porque los ingresos como escritor serían tan pequeños que resultan inferiores a los que puedo tener por mi pensión que he cotizado durante cincuenta años».

En esta situación, «llevé a cabo una pequeña movilización desde mi situación provinciana… Aunque no se ha producido ningún cambio. No sabría valorar si más por la torpeza o la falta de ganas del Gobierno. Y mientras nos dejan en el limbo a los escritores viejos», confiesa Gamoneda a ABC.

© Forges.

JUAN GELMAN Y ANTONIO GAMONEDA ‘EN LA CORDILLERA DE LA POESÍA’ (2010)

Antonio Gamoneda y Juan Gelman, juntos en la Feria del Libro de Guadalajara.

Domingo, 5 de diciembre de 2010

JUAN GELMAN Y ANTONIO GAMONEDA,
UN ENCUENTRO DE GIGANTES

Charlar en la cordillera de la poesía

Los dos premios Cervantes hicieron que el tiempo volara en un encuentro que electrizó a una sala repleta, y en la que la poesía fue el disparador de frases jugosas, sentidas y, en más de una oportunidad, pinceladas con un extraordinario sentido del humor.

 Por SILVINA FRIERA
Desde Guadalajara / Publicado en el diario argentino Página 12

(sic:)

Dos viejos amigos se abrazan. Dos cómplices de la palabra, que le arrancan versos inolvidables a la vida, juegan como niños. Se divierten como hermanos. Son expertos en esquivar la grandeza. Prefieren cultivar el jardín de la humildad. Juan Gelman y Antonio Gamoneda, poetas del Cervantes en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), no dejan adjetivo con cabeza cuando los someten al dardo de la ironía. “No soy un gran poeta, soy un poeta mayor, acabo de cumplir ochenta años. Lo único que me consuela es el tango, porque cuando dicen que 20 años no es nada, 80 son cuatro veces nada”, aclara Juan. En la sala no cabe un cuerpo más. El cartel con la frase “cupo lleno” flamea en la entrada como una bandera que impone un umbral. La gente de a pie y de pie festeja a puras carcajadas cada una de las ocurrencias. “Soy un poeta menor porque me faltan seis meses para cumplir 80”, bromea Antonio. La cita con la poesía comienza con el aceite del humor condimentando el diálogo. Antonio Colinas, el moderador, los presenta. En la obra de estos poetas, dice, encuentra un “afán de ir más allá con sus palabras, siempre más allá con el lenguaje, sin renunciar nunca a esa realidad, a veces muy dura, que sus ojos han contemplado o vivido”.

Gamoneda y Gelman, de menor a mayor, siguiendo la cronología, “salen indemnes de cualquier prueba generacional”, agrega Colinas. “En España como en América existen tantas poéticas en español como poetas. Y eso es un signo de libertad.” Gelman interviene. Tiene la palabra y golpea, suavemente, donde más duele. “Yo llamo a nuestra lengua castellana; sería bueno subrayar que para mí es el castellano y no el español”, corrige el poeta argentino. “Por mi parte –señala el moderador– no hay inconveniente.” El engranaje de la réplica se afila. Juan le retruca: “Mejor así, si no te esperaba a la salida”. Después de la amonestación, Colinas pregunta cómo es ser un poeta independiente dentro de una generación. Gamoneda, coetáneo de la llamada “generación del ’50”, recuerda que el concepto generación fue acuñado por José Ortega y Gasset. “Pero no se refería a la simultaneidad en las edades, sino al hecho de que se compartiera una tendencia en la comprensión de la palabra creadora”, subraya. “Mi vocación es ser un poeta menor y provinciano”, asume el autor de Libro del frío. El hecho de que Gamoneda no sienta que pertenece a la “generación del ’50 –advierte– no tiene mérito ni demérito alguno”.

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Antonio Gamoneda conversa con Antonio Colinas (2007)

Antonio Colinas y Antonio Gamoneda. © Fotografías: Amando Casado.

Antonio Colinas y Antonio Gamoneda. © Fotografías: Amando Casado.

[Entrevista publicada en El Cultural, el 9/04/2007]

Antonio Gamoneda conversa con Antonio Colinas

“Lo de las generaciones poéticas es un disparate”

Subiendo por la calle Ancha de León, en dirección a la casa del poeta Antonio Gamoneda, la memoria va hacia atrás, se abisma. Invierno de 1970. Había soledad y nieve en los montes que rodeaban la “capital del fiero invierno”, pero en aquella cafetería del Hotel París –la que ahora también queda (renovada) a la izquierda de la calle, mientras se asciende hacia la catedral– mis horas libres pasaban cálidas y con lecturas.Y en aquel año de crecimiento interior, la ciudad ya guardaba las presencias literarias de referencia: Victoriano Crémer, que ahora cumple sus 100 años de luchas con energía, Antonio Pereira, maestro de tantas cosas, el primer autor español de cuentos del momento, dicen, y Antonio Gamoneda, en quien esa lucha por ser y por escribir desde la provincia quizá haya sido más exacerbada.

Por ANTONIO COLINAS 

De Gamoneda guardo un recuerdo primero. Estamos ya en 1975. El joven poeta le lleva a su despacho las pruebas de imprenta de un libro, Sepulcro en Tarquinia. Aunque había frío, Gamoneda tenía abiertas de par en par las ventanas. Todo un símbolo anunciador de futuros símbolos poéticos. Hoy el joven poeta, que ya no es joven y, Gamoneda, que goza de la juventud del reconocimiento (su premio Cervantes), se reencuentran al calor del respeto mutuo.

Hoy, en este día primaveral, me parece que sus versos ya no resuenan con el desgarro de una música de Bartok, como en aquellos poemas de Sublevación inmóvil, su primer libro, editado por Adonais en 1960; libro que ahora llevo conmigo para que me lo dedique. En una maravillosa sincronicidad, el poeta me espera en su casa con el primero de mis libros, Poemas de la tierra y de la sangre, también para que yo se lo dedique. “Estamos huérfanos de dedicatorias primeras”, dice mientras nos sentamos, y él me tiende mi libro y yo le tiendo el suyo.

Restos del poeta “arraigado”

Antonio Colinas: Quisiera comenzar a la luz de dos recuerdos personales. El primero hace referencia a tu voz, que me llegó un día, a comienzos de los 60, a través de las ondas de una radio. Leías uno de tus poemas. Una poesía, aquélla, muy distinta de la que luego has hecho; una poesía que podríamos calificar como “arraigada”. ¿Qué queda de aquel poeta de entonces?
Antonio Gamoneda: Claro, primero años 60. Quizá yo no me había desprendido totalmente de la formación religiosa recibida por vía materna. Pesaban, al mismo tiempo, aunque yo no fuera parte de ellos, la voluntad de humanización y la actitud crítica de las gentes de la revista “Espadaña”. Tienes razón en lo que concierne al “arraigamiento”: yo tendía a encontrar mi voluntad y mi destino en una hondura terrestre, sentida como propia, que, en mi entonces, procuraba firmeza y realidad a mi pensamiento poético. Es una noción bastante elemental, pero era así. Curiosamente, esta “terrenalidad” no me libraba de la conciencia idealista, que era única y “oficial” en los años de mi adolescencia y primera juventud. De aquel poeta queda poco, aunque nunca se sabe…

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