Faik Husein

Olga Rodríguez / Poesía en Bagdad (Antonio Gamoneda y Faik Husein)


[Nota: Reproducimos algunos fragmentos del libro Aquí Bagdad. Crónica de una guerra (Velecio Editores, 2004), escrito por la periodista Olga Rodríguez Francisco (León, 1975), que fue corresponsal de la SER en Bagdad en 2003, durante la guerra contra Irak. Están extraídos de las págs. 274-278, donde se cuenta cómo se sentía la periodista tras la entrada de las tropas estadounidenses en la capital iraquí, las mismas tropas que habían disparado contra el Hotel Palestina provocando la muerte del periodista ucraniano Taras Protsyuk y del reportero gráfico español José Couso.]

«(…) Por la noche, a modo de despedida, nos reunimos en la habitación 503. Pusimos música y bailamos, y cuando lo hicimos nos dimos cuenta de que desde la muerte de Couso, no habíamos escuchado ningún disco, ninguna de esas melodías que nos acunaron durante los bombardeos.

(…) Decidí quedarme más semanas tras la entrada de los estadounidenses porque necesitaba contar lo que estaba ocurriendo: los saqueos, las carencias de la población civil, la pasividad de los americanos, la falta de seguridad. Permanecí más tiempo porque sentía aún una curiosidad extrema. Ansias de saber sobre muchos, de observar sus cambios, y de asegurarme de que estaban bien.

(…) Alguien advirtió de que se hacía tarde. Todos corrieron hacia sus vehículos, bajaron las ventanillas para decir adiós con las manos y desaparecieron. Me quedé apoyada en una columna del hall del hotel mirando el polvo que había dejado el convoy a su paso. Sonó un estruendo. Una explosión. Bagdad seguía sangrando y quienes nos habíamos quedado nos sentimos más solos. A partir de ese día, cada vez que me encontraba con algún periodista que había estado durante la guerra, nos abrazábamos aunque nunca hasta entonces hubiéramos cruzado una palabra.

Me dirigí nuevamente hacia mi habitación diciéndome que Irak seguía ahí a pesar de todo. Tenía que entrar en directo en la radio, como siempre, y tratar de observar y analizar lo que ocurría en la capital del país. La posguerra fluía, contemplada por cada vez menos testigos occidentales. Se habían ido muchos y todavía no habían llegado todos sus relevos. Ese pensamiento era lo único que me daba fuerzas para creer que mi estancia era útil, porque me encontraba en un momento en el que sólo la creencia en la solidaridad me empujaba a seguir adelante. Comenzó una nueva etapa, ya sin casi amigos corresponsales en Bagdad. Telefoneé a mi madre. Sonaban disparos cerca del hotel. Sentí saturación y asfixia ante el sufrimiento propio y ajeno. Pedí a mi madre que me leyera algo.

—Poesía —le dije. Sabía que tenía libros a mano.

De brasas son los ríos.
De escamas son las palabras.
Mi señora, te traemos Bagdad como un ataúd,
arrebatamos para ti los espejos y el incienso de
Sumeria.
Duerme, mi señora.

Era un libro de Faik Husein. Después abrió uno de Antonio Gamoneda:

—La que calla y desprecia, la que extiende
las mantas, la madera, los sudarios
sobre la vida; la que entiende el gesto
de los que existen y no hablan;
ésta que advierte y sigue con sus manos grandes
el movimiento de la tierra y fija
el rostro de la luz, ésta es la vieja
madre del miedo, la que espera y calla

Siguió y terminó leyéndome versos de una recopilación de poesía africana:

—Duérmete mi niño y no llores.
Te traeré un sapo
de nuestra granja de Awututu.
Duérmete mi niño y no llores.

Sentí cada verso como una caricia. Encontré en esos poemas la sensación que buscaba. Me ayudaron a recordar que no todo es la angustia que padecía Bagdad. Hubo algunas poesías más. Al final, nos reímos y después yo me sentí mucho mejor. (…)

Un poema de GAMONEDA dedicado al pintor, grabador y poeta iraquí FAIK HUSEIN

El pintor, grabador y poeta iraquí Faik Husein (Nasria, Irak, 1944-Nueva York, 2004), autor de "Las escamas del corazón" (León, Premio Provincia, 1972) y amigo de Gamoneda.

El pintor, grabador y poeta iraquí Faik Husein (Nasria, Irak, 1944-Nueva York, 2004), autor de «Las escamas del corazón» (León, Premio Provincia, 1972) y amigo de Gamoneda. [Haz un click en la imagen para leer un poema de Faik Husein].

«FAIK»

Has retornado a mis venas.
Es sospechosa tu dulzura, tan semejante a cuando vendías luz y mentiras sagradas.

Te reconozco en tu negación. En las tardes inmóviles,
entrabas en ti mismo. Te sumergías en un temblor de párpados
al advertir la proximidad de pájaros incandescentes
que anidan en tus celdas cerebrales.

La locura se abría en ti como una flor. Vi sus pétalos negros.
Sucedían tus accidentes: el estertor de tu máquina invisible y,
colérica y una vez más, la dulzura.

Crujías bajo mis manos pero era inútil la misericordia articular: Crujías
atravesado por una música amarilla. Y gritabas. Gritabas
hasta que tus gritos creaban el amanecer.

Eras intocable como un sable indeciso
sobre una mujer que llora. Cuando despertabas,
te envolvías en una gran sábana. Volvías a ti mismo
y tus heces adquirían en ti
la perfección intacta de la luz.

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La exposición ‘Visión del frío’ (2007)

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Con motivo de la concesión a Antonio Gamoneda del Premio Cervantes 2006, el Museo Luis González Robles, situado en el Rectorado de la Universidad de Alcalá de Henares, dedicó una exposición al poeta, titulada ‘Visión del frío’, que se pudo visitar entre el 23 de abril y el 25 de mayo de 2007. Posteriormente, la exposición viajó a la Casa de Botines, en León, donde se pudo contemplar entre el 19 de julio y el 31 de agosto de 2007.

(Texto del folleto editado para la exposición en León):

«VISIÓN DEL FRÍO»

Por ELOÍSA OTERO
(Comisaria de la exposición «Visión del frío»)

La exposición Visión del frío reúne y pone en situación de diálogo 37 poemas manuscritos de Antonio Gamoneda con 41 obras plásticas (pintura, grabado, escultura, cerámica…) de 20 relevantes artistas —Alejandro Vargas, Juan Carlos Mestre, Alejandro Mieres, Amancio González, Albert Agulló, Juan Barjola, Elías G. Benavides, Bernardo Sanjurjo, Jesús Martínez Labrador, Jorge Pedrero, Juan Martínez, José Hernández, Arcadio Blasco, Orlando Pelayo, Esteban de la Foz, Antoni Tàpies, Faik Husein, Eduardo Chillida, Lucio Muñoz y Jean-Louis Fauthoux—.

“Todos estos cuadros forman parte de mi vida˝, dice Antonio Gamoneda, un poeta cuya relación con las artes plásticas, durante años, ha sido estrecha y fundamental.

Cada una de las 41 obras que se pueden contemplar en la exposición Visión del frío encuentra un lugar en la poesía y en la trayectoria vital de Antonio Gamoneda.

La mayoría de estas piezas han sido descolgadas de las paredes de su casa, en León, y todas tienen su historia singular, que nace de un nudo personal e intelectual entre el poeta y cada uno de los artistas, de vínculos afectivos y creativos que hunden sus raíces en una manera de entender el arte y de afrontar el mundo que les ha tocado vivir.

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