Tomado de «Fragmentos» / Poetas y filósofos, como Keats o Wittgenstein, aseguran que la esencia de su significado radica en lo no dicho, en esas melodías no escuchadas o que están entre líneas
Un artículo de FRANCISCO CALVO SERRALLER publicado en Babelia, El País, el 13-V-2016

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«(…) en determinado momento, [George Steiner] se interroga acerca de cómo escuchar el silencio, que fondea metafóricamente en el crucial y muy poco explorado “oído interno”: “Las propuestas no expresadas no son algo místico. Pensemos en los intervalos que existen en la música, en los espacios en blanco fundamentales para algunos de los poemas o pinturas más decisivos de la modernidad. Poetas y filósofos, como Keats o Wittgenstein, aseguran que la esencia de su significado radica en lo no dicho, en esas melodías no escuchadas o que están entre líneas”. En todo caso, esa “música callada” se asemeja a la imprescindible retracción creativa de quien pregunta por preguntar, de ese “pensamiento puro”, con el que la filósofa Hannah Arendt le gustaba definir el arte.
En el capítulo rimbombantemente titulado “Amistad, homicida del amor”, deja caer Steiner otra intuición fulgurante, tras contraponer, de forma radical, ambos efectos: “En el matrimonio, en vidas compartidas que surgen de un amor auténtico, el tiempo puede asentarse para transformarlo en maravillas de madurez y desprendimiento propios de la amistad, con su humor, su paciencia, su recíproca adhesión a la creatividad y la percepción”. ¿No será ciertamente en esa consumación del encuentro del otro como otro la esencia inexpresada de ese amor verdadero, del que solo se es consciente al final, precisamente cuando se ha vivido generosamente? Esta sabiduría preciosa la resumen, sobre todo, los poetas, como los españoles Juan de la Cruz: “Tened por todas las personas un amor igual y un igual olvido”, o Antonio Gamoneda: “Sé que el único canto, / el único digno de los cantos antiguos, / la única poesía, / es la que calla y aún ama este mundo, / esta soledad que enloquece y despoja”. El silencio, esa inarticulada nada musical, meros intervalos, fragmentarias inspiraciones. Un leve aliento, quizá revelador.»
* Referencia: George Steiner, Fragmentos (Ed. Siruela. Biblioteca de Ensayo. 2ª ed., 2016).