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Publicado en la página 6 de la revista vasca Zurgai (número monográfico especial dedicado a Gamoneda, titulado “Con Antonio Gamoneda”), diciembre de 2001. Aquí puedes ver y leer algunas páginas más de la revista (no están todas):
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Publicado en la página 6 de la revista vasca Zurgai (número monográfico especial dedicado a Gamoneda, titulado “Con Antonio Gamoneda”), diciembre de 2001. Aquí puedes ver y leer algunas páginas más de la revista (no están todas):
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Publicado en las páginas 44 y 45 de la revista vasca Zurgai (número monográfico especial dedicado a Gamoneda, titulado “Con Antonio Gamoneda”), diciembre de 2001.
Aquí puedes ver y leer algunas páginas más de la revista (no están todas):
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Publicado en la página 32 de la revista vasca Zurgai (número monográfico especial dedicado a Gamoneda, titulado “Con Antonio Gamoneda”), diciembre de 2001.
Aquí puedes ver y leer algunas páginas más de la revista (no están todas):
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Publicado en la página 102 de la revista vasca Zurgai (número monográfico especial dedicado a Gamoneda, titulado “Con Antonio Gamoneda”), diciembre de 2001. Traducción y grafía árabe: Takwa Ben Saïda.
Aquí puedes ver y leer algunas páginas más de la revista (no están todas):
Pág. 71 de Zurgai (Diciembre 2001).
Publicado en la revista vasca Zurgai (número monográfico especial dedicado a Gamoneda, titulado “Con Antonio Gamoneda”), diciembre de 2001.
Aquí puedes ver y leer algunas páginas de la revista (no están todas):
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Texto publicado en la revista vasca Zurgai (número monográfico especial dedicado a Gamoneda, titulado “Con Antonio Gamoneda”), diciembre de 2001.
Aquí puedes ver y leer algunas páginas más de la revista (no están todas):
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Esta página pertenece al número monográfico especial de la revista vasca Zurgai, de diciembre de 2001, titulado «Con Antonio Gamoneda».
En ella, además de un breve texto, el poeta, traductor y editor israelí Rami Saari traduce al hebreo el primer poema de Antonio Gamoneda, fechado en 1947 y dedicado ya entonces a quien años después se convertiría en su esposa, María Ángeles Lanza.
Te beberé el cabello
y cerraré los ojos.
Tú seguirás manando
tu cabello
turbio de besos.
Primer poema manuscrito de Gamoneda, fechado en 1947.
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Publicado en la revista vasca Zurgai (primera página del número monográfico especial dedicado a Gamoneda, titulado “Con Antonio Gamoneda”), diciembre de 2001.
Aquí puedes ver y leer el número completo de la revista:
Antonio Gamoneda y Juan Gelman.
Al gran poeta Antonio Gamoneda,
de quien tanto queremos
Las palabras del diccionario
no son las palabras del libro.
Las palabras del libro
no son las palabras del habla.
Las palabras del alba
no son las palabras del árbol que ahora mismo
se inclina a tierra con
una nube entre las ramas, como
enterrándola al pie.
Esto sucede. La luna y el lucero de aquí
no son palabras, son
la luna y el lucero de aquí.
La sangre piensa, la luna
calla. Es todo.
JUAN GELMAN
(Poema publicado en la revista Zurgai.
Bilbao, diciembre de 2001)
[Este texto de Carlos Piera se publicó inicialmente en la revista vasca Zurgai, en el número monográfico especial dedicado a Gamoneda, de diciembre de 2001, titulado «Con Antonio Gamoneda». Posteriormente Carlos Piera lo recogió en su libro La moral del testigo. Ensayos y homenajes (Madrid, Antonio Machado Libros, 2012).]
«La moral del testigo», un libro de Carlos Piera.
Por CARLOS PIERA
Y pensar que decir esto da reparo. Algo tiene de malo nuestro tiempo o cualquier tiempo, el utillaje con que comentamos la poesía o, también, cualquier otro instrumental semejante. Parece que va uno a estropear la velada con una inconveniencia que, para colmo, enuncia lo que todo el mundo sabe.
Antonio Gamoneda puede mirar desde más abajo y sabe mirar más de cerca. Entré en la casa y me quité el abrigo / para que mis amigos no supieran / cuanto frío tenían. Eso no se aprende: eso se es, y ya está. Está ya ahí como lo que es uno, y lo que es uno tiene un agujero grande, renovándose desde la niñez con cada oficio y cada ejercicio, incomprensible y por ello solicitándole a uno constantemente. Eso define infancia (la espalda de la indiferencia…, la curiosidad de los perros y la piedad de las mujeres), trabajo (Va a hacer diecinueve años / que trabajo para un amo. / Hace diecinueve años que me da la comida / y todavía no he visto su rostro) y amor (Todos los días salgo de la cama / y digo adiós a mi compañera. / Vean: cuando me pongo los pantalones, / me quito / la / libertad). Todo en la vida es, entonces, incomprensible. Solo que le pasa a casi todo el mundo.
FUNDIDO EN NEGRO
Ramajes –espesura– árboles sin raíces
inventados contra toda luz.
Crecen desbordantes,
como una trampa musical de entonces:
No te veo.
Y sólo el cantaor soñado me da consuelo.
Aldeanita, donde tú de flores vestida junto al pozo
un lenguaje sur de olas que mecieron y el palparse
de un niño la entrepierna; que donde buscó su sexo
primero tú una flor de aroma le habías puesto…
Hoy se ha secado el río en la cuenca de los ojos.
Quizás sea un tacto o la quietud. Oscuridad.
En el nombre de los laberintos, de la amnesia
y del tiempo perdido…
Yo te veo.
— — —
IRRACIONAL
Animal por dentro. Trepador en la farmacia íntima
Informe para salvajes:
pezuñas, pañuelos, espinas, excrementos, zapatos solos,
mandíbula limpia, dormitorios al raso, pelaje,
tripas de radio, vendas, muñecas tuertas, cartones, cartones…
Notas escritas en la partitura química. Posología.
Circulaciones, un sonar en avalancha
y recogido.
Respiración entrecortada.
Una música de rebaños: mano abierta en el campo
que se cierra en puño a la señal del gurú.
Hacia la ciudad cabeza, entre la herrumbe de las
periferias y sus cinturones pardos.
Cuerpos sensibles, cercanías, desnudez, reacción,
siglo XIX, barbitúricos.
Cámara al hombro:
Multitudes animal fórmula mente.
Paisaje, silueta del drogado.
VICTOR M. DÍEZ
(Publicado en la revista Zurgai, Bilbao, diciembre 2001. Número dedicado a Antonio Gamoneda)
El poeta Jordi Doce.
DOS POEMAS PARA ANTONIO GAMONEDA
ESCUCHA el ulular del viento contra el muro;
la hiedra, las acacias baten la piedra sin descanso
y dividen el tiempo como tiernas cuchillas.
Yo te he visto en los intervalos: la luz
a rachas alumbraba tu rostro en la tormenta.
Eras tú y no eras: pues en la oscuridad
yo te llamaba y tú me respondías,
y también era tuya esa negrura,
tuya como el eco absurdo del viento.
(1992)
TEMBLOR de la palabra,
fragmento de sol hecho prisionero
en el cielo velado de la lengua,
fogata impredecible
que baila y se adelgaza
antes de cobrar nuevo impulso,
como manos anónimas
agitan una antorcha
en mitad de la mar,
señal de quién y su naufragio
bajo la boca informe de la noche,
bajo el callado circo de la noche
y su voraz audiencia.
(1998)
JORDI DOCE
(‘Con Antonio Gamoneda’, en «Los poetas de Zurgai», Zurgai, 2001)