
Obra de Juan Barjola.
Mortal 1936
(1994)
Hierven bajo las túnicas de la ira; hierven los números y los ácidos depositados en su espíritu. Veo el mercurio en las pupilas, líquidos negros, la fertilidad de los cuchillos y las sombras; veo los agujeros y los párpados. Siento la herida musical, el llanto multiplicado por el viento, el sol en la pared de los agonizantes. Ésta es la soledad de mil cabezas, la gárgola que aúlla, la gallina desesperada. Al fin, surten las fuentes sangre, vértigo, luz, acero, lágrimas.
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El miedo entra en la blancura; aún sus alas hienden la serenidad y disciernen la sal y la ceniza. Lívidas hélices y, en el espesor, lentitud de los pájaros, augurios en las venas azules de las aguas. Ah pétalos temibles, semejantes a las escamas puras de la cólera. Ah pena corporal, amor herido, animal de la luz, pueblo abrasado.
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Salen los cuerpos del abismo, ascienden como azufre solar; su resplandor atraviesa las aguas. Hay profecías incesantes. Ved la transparencia de los signos y las palomas torturadas. Éste es el día en que los caballos aprendieron a llorar, el día horrible y natural de España. El animal de sombra enloquece en las pértigas del alba. ANTONIO GAMONEDA Poemas del libro 'Mortal 1936 (Pasión y luz de Juan Barjola)'. Mérida, Asamblea de Extremadura, 1994.