Fragmento de una entrevista con Gamoneda publicada en «Si te acercas más, disparo», un libro de Fernando del Val (2017)

Portada del libro.

Reproducimos, con permiso del escritor y periodista vallisoletano Fernando del Val, un pequeño fragmento de la extensa entrevista con Antonio Gamoneda que aparece publicada en el volumen «Si te acercas más, disparo» (Ed. Difácil), libro en el que este autor recopila distintas entrevistas con escritores realizadas por entre 2007 y 2017 (Miguel Delibes, Clara Janés, José Caballero Bonald, Ignacio Martínez de Pisón, Soledad Puértolas, Ian Gibson, David Cercas, Luis Mateo Díez, Félix Grande, Juan Eduardo Zúñiga, Rafael Chirbes y Felicidad Orquín, entre otros), y en el que se incluyen tres entrevistas inéditas (con Antonio Colinas, Antonio Gamoneda y Eduardo Lago). Esta entrevista fue realizada en 2017.

ENTREVISTA CON ANTONIO GAMONEDA (FRAGMENTO)

Por FERNANDO DEL VAL

(…)
—¿El poema[1] es un límite?

—Ah, no lo sé. Pero pensemos[2]. Para empezar, el poema es el resultado de una proyección de la vida del poeta. Si no es eso, no es nada –a mí una poesía meramente ornamental no me interesa–. Entonces, aunque todo disponga de límites –también la realidad, ya sea objetiva, subjetiva o proceso de investigación– el poema, en realidad, al estar ampliando el interior del poeta, mediante la expansión de su mundo, más que un límite, es una puerta abierta a la aparición de algo –lo que sea–, de algo que estaba oculto, no sabemos dónde, incluso para el propio poeta. Por lo tanto, la poesía no es un límite. Sino una liberación.

—De la liberación habla en el último libro.

—Es posible [asiente].

—Y también dice: “No / significan, fingen / los significados”[3]. Le pregunto si palabra y lenguaje no bastan.

—La palabra única, como unidad léxica, representa algo. Alude a algo. Es representación. Cuando hay varias palabras entramos en los terrenos del lenguaje y de la articulación, una articulación que alude a la fonética y al pensamiento, y mediante la cual creamos un asunto o problema. Un algo reconcentrado. El lenguaje viene a ser la organización de las palabras –meras palabras por separado– para alcanzar una significación amplia. Claro que no bastan para decir todo, pero claro que muchas veces crean un descubrimiento, yendo más allá del propio escritor y del propio lector. Sus capacidades no les bastan. La poesía les excede.

—Planteado de un modo radical, ¿el poema es lo que no podemos llegar a decir, o lo que podríamos decir si alcanzáramos a decirlo?

—El poema es exactamente lo que no se puede decir… [deja la frase en alto y hace una pausa valorativa] en el lenguaje de andar por la calle. Si no, la poesía no tiene interés ninguno.

—¿Se puede aprehender la idea –mental– sobre el papel? ¿Una cosa es poesía y otra es poema?

—Aclaremos: no hay distinción entre poesía y poema. Poesía es lo que está en el poema. Nada más. ¿Por qué?: porque lo que no llega al papel puede haber sido rechazado o haberse escapado. O ser pensamiento evadido o inaprensible. Puede que el poeta –y hasta el lector, que es como si fuera otro poeta– tenga otras intuiciones que no llegan al poema. Y no vamos a llamar a esos barruntos poesía. En realidad, es imposible decir si el poema está más allá del poeta o si, por el contrario, representa un límite, como proponía usted antes, para aquello que el poeta quiere decir. ¿Qué ocurre, creo yo?: que las dos situaciones se alternan con naturalidad. Y el resultado es el que es: un conjunto de palabras que leemos cuya lectura nos permite algo cercano a una comunicación interior. Hacemos nuestras las palabras. Hablemos, pues, de aprehensión de palabras, más que de ideas.
(…)

— — —

NOTAS:

[1] Aun con estas posibilidades de distribución en el espacio y de interpretación en el lector.

[2] Propuesta incluida, en el poema que da título a La prisión transparente, en cuyo caso se formula: “Pero / pensemos”, y de la que más adelante se hablará.

[3] La prisión transparente.

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